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martes, 19 de enero de 2016

MI HIJO SUFRE ACOSO ESCOLAR

Las relaciones y experiencias que viven los niños y adolescentes en la familia, escuela y comunidad son imprescindibles para un buen desarrollo emocional, social y cognitivo.
Sin embargo, hay veces que la convivencia y las relaciones, implican conflictos y perturban estos ambientes. Uno de estos conflictos, que despierta gran alarma social, es la violencia o acoso escolar que se genera entre niños y niñas o adolescentes en los colegios o institutos. 

¿QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR?
Se caracteriza por ser un comportamiento agresivo, repetito, metódico y sistemático, que se produce durante un período de tiempo prolongado. Se manifiesta en lugares donde no hay adultos, como el recreo, pasillos, baños, entre otros, y sobre un niño o niña en concreto, no a un grupo.
                                             


¿CUÁL ES EL OBJETIVO DEL ACOSO?
Intimidar, aislar, amenazar, insultar, amedrentar, someter emocional o intelectualmente a la víctima, es decir, controlar, dominar, agredir, y destruir a los demás. El acosador hunde y machaca la personalidad y la autoestima de la víctima. Suelen ser niños/as con una autoestima y una seguridad en sí misma alta o muy baja que aprenden un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros. . 

¿QUÉ TIPOS DE ACOSO SE PUEDEN DAR?
  • Agresiones físicas: bofetadas, golpes, patadas, empujones, pellizcos...
  • Agresiones verbales: Insultos, motes, burlas, menosprecios en público...
  • Agresiones psicológicas: Intimidación, ridiculización, burla, amenaza, acoso a la salida del centro...
  • Exclusión social: Bloquear socialmente a la víctima, exclusión de un grupo, distorsión de la imagen del niño/a presentando una imagen negativa de él o ella distorsionada y cargada negativamente, manipulación social, coacción...
                                                                                                                                                                                                                                                           
¿CÓMO LO SUFRE LA VÍCTIMA?
Niños y niñas que son intimidados, con frecuencia no saben cómo responder a este comportamiento agresivo, llegan a pensar que la escuela es un lugar inseguro y angustiante. Según el grado de acoso, pueden verse afectados en sus comportamientos cotidianos. El acoso se puede ver reflejado en conductas tales como sufrir de insomnio, pérdida de apetito, ataques de ira, mayor agresividad hacia los hermanos, simulación de enfermedad por las mañanas para evitar ir al colegio, llanto inmotivado, descenso del rendimiento escolar, tristeza, etc. También lo podemos observar en aspectos más visibles como ropa rota, moratones, etc.
El acoso les puede afectar en su trabajo escolar, su asistencia a la escuela, física, emocional y mentalmente, siendo más vulnerables a padecer problemas como depresión y trastornos del ánimo a medida que crecen. 




¿CUÁL ES EL PAPEL DE LOS PADRES?
Es importante que padres y madres del niño acosador actúen lo antes posible para disminuir este comportamiento agresivo. Lo importante es que este comportamiento se puede reemplazar y mejorar enseñando al niño/a conductas alternativas positivas, incompatibles con el rol de abusador, como la empatía, la compasión o la reciprocidad. Deben ayudar y trabajar con la escuela para averiguar por qué intimida a otros niños en el centro y encontrar la forma y conducta positiva que debe aprender su hijo para reparar el daño que ha causado.

Padres y madres de la víctima del acoso,
  • Deben enseñarles a su hijo/a a hacer frente a los signos de intimidación o acoso en su estado inicial, antes de que el comportamiento o agresión empeore.
  • Escucharles atentamente, estos niños piensan que pueden sufrir represalias si se lo dicen a un adulto. Demostrarles lo importante que es informar del acoso tanto a ellos, sus padres, como al centro escolar para que puedan ayudarles.
  • Estar atentos, a todos los signos de violencia escolar que se reflejan en el comportamiento de nuestro hijo/a que no nos resultan propios de su personalidad y comportamiento cotidiano. 
  • Deben ponerse en contacto con el centro ante un indicio de acoso, informar del problema lo más serenos, respetuosos y educados posible. El centro puede no tener conocimiento de lo que está ocurriendo todavía.
  • Conocer las estrategias y planes que pondrá en marcha el centro para erradicar el problema y trabajar conjuntamente con ellos.
  • Precisar de ayuda psicológica para vuestro hijo/a para descartar o paliar problemas de baja autoestima, síntomas de tristeza, bajo rendimiento escolar, desmotivación, síntomas de ansiedad, habilidades sociales, etc.

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