jueves, 22 de septiembre de 2016

SÍNDROME O DEPRESIÓN POSTVACACIONAL, ¿EXISTEN?

A lo largo de este mes de septiembre, muchos de vosotros os habéis incorporado a la rutina laboral y escolar, dejando atrás las maravillosas vacaciones. Esto influye en el estado de ánimo de casi todos, se experimentan síntomas físicos como cansancio, falta de apetito, sueño, dificultad en la concentración; y psicológicos como falta de interés, irritación, desmotivación.

Pero ¡OJO! si usted sufre alguno de estos síntomas, NO padece una depresión o síndrome postvacacional.  Aclaremos conceptos; Síndrome: cuadro clínico caracterizado por varios síntomas de una enfermedad. Depresión: trastorno del estado del ánimo.

El “síndrome postvacacional” NO está admitido por las clasificaciones de enfermedades mentales ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque existan una serie de síntomas relacionados con el fin de las vacaciones, corresponden más a una situación adaptativa que a un trastorno mental. ¡Esa manía de etiquetar!

Muchas personas al incorporarse al trabajo después de sus vacaciones tienen problemas de adaptación, especialmente en la primera semana. La principal razón se debe a la falta de planificación para realizar una correcta transición de las vacaciones a la actividad laboral.


                                 


Niños y jóvenes, también viven esta incorporación a los estudios con mayor somatización, a través de conductas alteradas en el organismo: tristeza, irritabilidad, alteraciones del sueño, falta de apetito, dolencias corporales difusas... Sus vacaciones son largas y vacías de formación cultural, por lo que les cuesta adaptarse al curso. Si esta situación se prolongase, entonces sería conveniente consultar con un psicólogo y analizar las causas, podría tratarse de un trastorno adaptativo.


Prevenir esta situación, sería la mejor decisión. ¿Cómo?

  •    Establecer un patrón de sueño regular y una alimentación saludable.
  •    Tener una relación cordial y una comunicación adecuada con familiares y amigos, es fundamental para minimizar el impacto negativo del estrés.
  •    Hacer deporte ayuda a nuestra salud mental. El ejercicio es un amortiguador del estrés. Reduce síntomas depresivos y mejora el estado de ánimo aumentando la autoestima.
  •    No abandonar los hobbies. Empezar a trabajar no implica solo dedicarse a eso. Planifica tu tiempo y vive esos momentos que tanto te divierten y/o relajan, solo o acompañado.
  •    Pero sobre todo, lo que más nos ayuda a prevenir estos síntomas, es la actitud a la hora de afrontar la reincorporación al trabajo. La eliminación de pensamientos negativos y recurrentes, como que el trabajo o los estudios son incompatibles con las actividades agradables. Valora más tu forma de vida y elimina esa sensación de obligatoriedad a la rutina.


Una de cada tres personas que vuelve de vacaciones, sufren estos síntomas pero casi todos lo superan con normalidad porque como humanos estamos bien dotados para adaptarnos a los nuevos cambios. Lo más importante es centrarse en lo positivo porque, las cosas empiezan de nuevo y, en cuanto menos nos demos cuenta, volverán a estar al alcance de nuestra mano las ansiadas vacaciones.


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