jueves, 15 de diciembre de 2016

QUERIDOS REYES MAGOS...


¿Recuerdas cuál era tu juguete preferido de pequeño? ¿Quién no ha tenido alguna vez un juego de mesa entre ellos?
En estas fechas las estanterías de los centros comerciales se inundan de juegos en los que las nuevas tecnologías son su principal característica. Al principio, son muy llamativos y divertidos, pero…poco a poco va desapareciendo esa motivación inicial.

A diferencia de los “juguetes de moda”, ¿sabes qué grandes beneficios psicológicos aporta un juego de mesa a nuestros pequeños?
El principal beneficio, es la estimulación de su desarrollo mental. Además, fomenta la creatividad, mejora la memoria, fortalece la autonomía del niño, estimula la empatía y ayuda a que desarrollen estrategias para conseguir objetivos.
Veamos algunos ejemplos de Juegos:
  • Estrategias (Ajedrez, Damas): fomentan la realización de estrategias sencillas y estimula el orden mental para alcanzar unos objetivos.

  • Educativos (Trivial, Pictionary): se ponen en juego aprendizajes que han adquirido en el colegio, se aprende vocabulario y se estimula la creatividad.
  •  Concentración (Puzzles): Estimulan la concentración y  la memoria y desarrollan la inteligencia espacial.
  • Azar (Parchís, Monopoly, Oca): Exige al participante un orden mental con respecto a los demás jugadores y la elaboración de estrategias para alcanzar la meta.
  • Cartas: Estimulan las habilidades cognitivas. Los niños deben planificar, coordinar, razonar espacialmente y desarrollar imágenes mentales.  
  • Juegos que fomentan la inteligencia musicalAquí tenemos a los instrumentos musicales. Con ellos se     estimula el desarrollo neuronal y cognitivo.
  • Juegos que promueven la inteligencia lógico-matemática (juegos electrónicos matemáticos): les ayudan a comparar, clasificar, dividir o identificar.

Si aún conservas alguno de estos juegos, ¡ha llegado el momento de sacarlo! Haz que los pequeños de tu casa se interesen por juegos que les aporten un beneficio para su desarrollo mental, emocional e intelectual.

lunes, 31 de octubre de 2016

¿Sabes qué es la HIPERPATERNIDAD?


Este nuevo modelo de crianza que está creciendo en el S.XXI está haciendo de los niños, unos jóvenes dependientes emocionalmente de sus padres con tolerancia cero a la frustración, entre otras cosas.

Algunos padres de hoy día, se centran en tener el hijo, el alumno perfecto. Compiten continuamente para que su hijo destaque sobre los demás cargando su agenda de actividades: deporte, conservatorio, clases particulares, inglés, baile…pero se olvidan de que es un niño. Trabajan por y para los hijos y les hacen ver a los demás el esfuerzo diario que hacen por darle esas oportunidades.


Paralelamente, dejan de darle responsabilidades en casa o en los estudios, de hacerlos cada vez más autónomos y capaces de enfrentarse a la vida real. “¡Pobrecillo/a, viene tan cansado del cole! Cómo le voy a pedir que recoja su habitación o que me ayude. Ya lo hago yo”. “¡Ay que ver qué despistado! No ha anotado la tarea, voy a preguntar por el grupo de Whatsapp de madres (¡última moda!).



Y al sumar cargas que llevan por los hijos, no caen en la cuenta de que están restando. Se resta tiempo de calidad con ellos, de afectividad, de escucharles, de dejar que se equivoquen, de que asuman sus responsabilidades y que aprendan de sus errores. En definitiva, de pasar tiempo educando ellos mismos a sus hijos. Padres que buscando la perfección y la familia ideal, tendrán niños y jóvenes con más miedo a la incertidumbre, poca tolerancia a la frustración, y mínima capacidad de superación.


¿Te reconoces en este patrón?

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jueves, 22 de septiembre de 2016

SÍNDROME O DEPRESIÓN POSTVACACIONAL, ¿EXISTEN?

A lo largo de este mes de septiembre, muchos de vosotros os habéis incorporado a la rutina laboral y escolar, dejando atrás las maravillosas vacaciones. Esto influye en el estado de ánimo de casi todos, se experimentan síntomas físicos como cansancio, falta de apetito, sueño, dificultad en la concentración; y psicológicos como falta de interés, irritación, desmotivación.

Pero ¡OJO! si usted sufre alguno de estos síntomas, NO padece una depresión o síndrome postvacacional.  Aclaremos conceptos; Síndrome: cuadro clínico caracterizado por varios síntomas de una enfermedad. Depresión: trastorno del estado del ánimo.

El “síndrome postvacacional” NO está admitido por las clasificaciones de enfermedades mentales ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque existan una serie de síntomas relacionados con el fin de las vacaciones, corresponden más a una situación adaptativa que a un trastorno mental. ¡Esa manía de etiquetar!

Muchas personas al incorporarse al trabajo después de sus vacaciones tienen problemas de adaptación, especialmente en la primera semana. La principal razón se debe a la falta de planificación para realizar una correcta transición de las vacaciones a la actividad laboral.


                                 


Niños y jóvenes, también viven esta incorporación a los estudios con mayor somatización, a través de conductas alteradas en el organismo: tristeza, irritabilidad, alteraciones del sueño, falta de apetito, dolencias corporales difusas... Sus vacaciones son largas y vacías de formación cultural, por lo que les cuesta adaptarse al curso. Si esta situación se prolongase, entonces sería conveniente consultar con un psicólogo y analizar las causas, podría tratarse de un trastorno adaptativo.


Prevenir esta situación, sería la mejor decisión. ¿Cómo?

  •    Establecer un patrón de sueño regular y una alimentación saludable.
  •    Tener una relación cordial y una comunicación adecuada con familiares y amigos, es fundamental para minimizar el impacto negativo del estrés.
  •    Hacer deporte ayuda a nuestra salud mental. El ejercicio es un amortiguador del estrés. Reduce síntomas depresivos y mejora el estado de ánimo aumentando la autoestima.
  •    No abandonar los hobbies. Empezar a trabajar no implica solo dedicarse a eso. Planifica tu tiempo y vive esos momentos que tanto te divierten y/o relajan, solo o acompañado.
  •    Pero sobre todo, lo que más nos ayuda a prevenir estos síntomas, es la actitud a la hora de afrontar la reincorporación al trabajo. La eliminación de pensamientos negativos y recurrentes, como que el trabajo o los estudios son incompatibles con las actividades agradables. Valora más tu forma de vida y elimina esa sensación de obligatoriedad a la rutina.


Una de cada tres personas que vuelve de vacaciones, sufren estos síntomas pero casi todos lo superan con normalidad porque como humanos estamos bien dotados para adaptarnos a los nuevos cambios. Lo más importante es centrarse en lo positivo porque, las cosas empiezan de nuevo y, en cuanto menos nos demos cuenta, volverán a estar al alcance de nuestra mano las ansiadas vacaciones.


Si quieres leer este artículo en la revista donde ha sido publicado, pincha aquí.

lunes, 22 de febrero de 2016

EJERCICIO FÍSICO Y LA SALUD FÍSICA Y MENTAL

El ejercicio físico y la vida activa se han convertido en uno de los objetivos de salud para la población, debido a los importantes beneficios que conlleva y al riesgo que entraña el sedentarismo. La actividad física debería integrarse en la rutina diaria de cualquier persona.

¿Cuáles son los efectos del ejercicio físico sobre la salud física?

El ejercicio resulta muy positivo para la salud en general. Sus efectos se traducen en una vida más larga. Las personas que realizan una actividad física regular y moderada pueden incrementar de media dos años su vida, mejorando la calidad de vida de ésta. Con sólo 30 minutos de ejercicio diario, se puede reducir el riesgo de sufrir diversas enfermedades crónicas. 


El ejercicio se ha relacionado con una mejora de la función cardiovascular y una disminución del riesgo a padecer infartos de miocardio.

También, ofrece protección para los accidentes cerebrovasculares gracias al efecto beneficioso en el peso, presión sanguínea, colesterol y tolerancia a la glucosa, muy relacionada con éstos. Además, protege a las personas de los tipos de cáncer que están asociados al sobrepeso, y en especial del cáncer de colon.

El ejercicio físico es fundamental para conservar la masa ósea, previniendo la osteoporosis y también es un factor de prevención de la diabetes, optimiza el peso corporal, etc.

¿Qué utilidad tiene el ejercicio físico en la salud mental?

Además de los beneficios en la salud mental, el ejercicio es un amortiguador del estrés puesto que actúa reduciendo el impacto de los sucesos estresantes. Aproximadamente, después de media hora de haberlo realizado, produce una disminución de la ansiedad, especialmente de la activación fisiológica. El efecto relajante se produce cuando el ejercicio es de intensidad moderada pero no resulta agotador. También reduce síntomas depresivos y mejora el estado de ánimo.


Los efectos psicológicos del ejercicio se deben en parte a la actuación de neurotransmisores como noradrenalina, serotonina y dopamina; a la liberación de endorfinas, etc.

Otros procesos que influyen en la salud mental la práctica del ejercicio, es el aumento de la autoeficacia y la autoestima, la sensación de control sobre el propio cuerpo, la exposición a procesos fisiológicos asociados a la ansiedad sin sufrir tensión emocional y el hecho de que el ejercicio suele realizarse con otras personas favoreciéndose el contacto interpersonal.

También suelen aparecer ciertos riesgos potenciales, como la "adicción al ejercicio" que sería una necesidad patológica y compulsiva de realizarlo con una intensidad y frecuencia excesivas. Las personas con este problema suelen tener rasgos obsesivos de personalidad y síntomas de trastornos de conducta alimentaria. A esto hay que sumarle lesiones producidas por la actividad física y el riesgo de sufrir un fallo cardíaco durante la práctica del ejercicio. 

El apoyo social resulta ser un predictor importante de la realización de ejercicio. Realizarlo con otras personas y recibir apoyo de las personas significativas para uno mismo, ayuda a continuar participando. Las personas más predispuestas a realizar ejercicio tienen actitudes positivas y responsables de su salud. La práctica del ejercicio físico a largo plazo está determinada por el hábito de realizarlo, siendo mucho más probable que continúen realizándolo las personas que lo llevan practicando entre 3-6 meses.
 

martes, 19 de enero de 2016

MI HIJO SUFRE ACOSO ESCOLAR

Las relaciones y experiencias que viven los niños y adolescentes en la familia, escuela y comunidad son imprescindibles para un buen desarrollo emocional, social y cognitivo.
Sin embargo, hay veces que la convivencia y las relaciones, implican conflictos y perturban estos ambientes. Uno de estos conflictos, que despierta gran alarma social, es la violencia o acoso escolar que se genera entre niños y niñas o adolescentes en los colegios o institutos. 

¿QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR?
Se caracteriza por ser un comportamiento agresivo, repetito, metódico y sistemático, que se produce durante un período de tiempo prolongado. Se manifiesta en lugares donde no hay adultos, como el recreo, pasillos, baños, entre otros, y sobre un niño o niña en concreto, no a un grupo.
                                             


¿CUÁL ES EL OBJETIVO DEL ACOSO?
Intimidar, aislar, amenazar, insultar, amedrentar, someter emocional o intelectualmente a la víctima, es decir, controlar, dominar, agredir, y destruir a los demás. El acosador hunde y machaca la personalidad y la autoestima de la víctima. Suelen ser niños/as con una autoestima y una seguridad en sí misma alta o muy baja que aprenden un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros. . 

¿QUÉ TIPOS DE ACOSO SE PUEDEN DAR?
  • Agresiones físicas: bofetadas, golpes, patadas, empujones, pellizcos...
  • Agresiones verbales: Insultos, motes, burlas, menosprecios en público...
  • Agresiones psicológicas: Intimidación, ridiculización, burla, amenaza, acoso a la salida del centro...
  • Exclusión social: Bloquear socialmente a la víctima, exclusión de un grupo, distorsión de la imagen del niño/a presentando una imagen negativa de él o ella distorsionada y cargada negativamente, manipulación social, coacción...
                                                                                                                                                                                                                                                           
¿CÓMO LO SUFRE LA VÍCTIMA?
Niños y niñas que son intimidados, con frecuencia no saben cómo responder a este comportamiento agresivo, llegan a pensar que la escuela es un lugar inseguro y angustiante. Según el grado de acoso, pueden verse afectados en sus comportamientos cotidianos. El acoso se puede ver reflejado en conductas tales como sufrir de insomnio, pérdida de apetito, ataques de ira, mayor agresividad hacia los hermanos, simulación de enfermedad por las mañanas para evitar ir al colegio, llanto inmotivado, descenso del rendimiento escolar, tristeza, etc. También lo podemos observar en aspectos más visibles como ropa rota, moratones, etc.
El acoso les puede afectar en su trabajo escolar, su asistencia a la escuela, física, emocional y mentalmente, siendo más vulnerables a padecer problemas como depresión y trastornos del ánimo a medida que crecen. 




¿CUÁL ES EL PAPEL DE LOS PADRES?
Es importante que padres y madres del niño acosador actúen lo antes posible para disminuir este comportamiento agresivo. Lo importante es que este comportamiento se puede reemplazar y mejorar enseñando al niño/a conductas alternativas positivas, incompatibles con el rol de abusador, como la empatía, la compasión o la reciprocidad. Deben ayudar y trabajar con la escuela para averiguar por qué intimida a otros niños en el centro y encontrar la forma y conducta positiva que debe aprender su hijo para reparar el daño que ha causado.

Padres y madres de la víctima del acoso,
  • Deben enseñarles a su hijo/a a hacer frente a los signos de intimidación o acoso en su estado inicial, antes de que el comportamiento o agresión empeore.
  • Escucharles atentamente, estos niños piensan que pueden sufrir represalias si se lo dicen a un adulto. Demostrarles lo importante que es informar del acoso tanto a ellos, sus padres, como al centro escolar para que puedan ayudarles.
  • Estar atentos, a todos los signos de violencia escolar que se reflejan en el comportamiento de nuestro hijo/a que no nos resultan propios de su personalidad y comportamiento cotidiano. 
  • Deben ponerse en contacto con el centro ante un indicio de acoso, informar del problema lo más serenos, respetuosos y educados posible. El centro puede no tener conocimiento de lo que está ocurriendo todavía.
  • Conocer las estrategias y planes que pondrá en marcha el centro para erradicar el problema y trabajar conjuntamente con ellos.
  • Precisar de ayuda psicológica para vuestro hijo/a para descartar o paliar problemas de baja autoestima, síntomas de tristeza, bajo rendimiento escolar, desmotivación, síntomas de ansiedad, habilidades sociales, etc.